Nokia, BlackBerry y Nextel, el ocaso de tres gigantes
20 Agosto, 2014 - 12:05
Credito:
Nicolás Lucas / El Economista
No han muerto, pero como si lo estuvieran para algunos
analistas de la industria y particularmente para los usuarios. Nokia, BlackBerry
y Nextel, en una década pasaron de ser el sinónimo de la avanzada tecnológica y
estatus, a prácticamente desaparecer de los anaqueles y de la oferta de
servicios por no adecuarse a tiempo a los cambios del mercado, muchos de ellos
desatados desde el 2007 por Apple y su teléfono iPhone.
En menos de 10 años, Nokia, la empresa que fue insignia de
Finlandia, país de cinco millones de habitantes, terminó por convertirse en la
división de teléfonos del gigante informático Microsoft.
BlackBerry ha tenido dos años fallidos en los que no ha
podido convencer con sus dispositivos móviles, mientras que su liquidez sigue
mermándose.
BlackBerry y Nokia han dejado de ser referentes y han dejado
de marcar huella en el negocio de los equipos telefónicos.
Nextel, por su parte y en el caso de su unidad mexicana, ha
dejado de lado sus ambiciones de rebasar a Iusacell por número de abonados y
ahora se aferra a mantener sus usuarios corporativos que le reportan un alto
consumo de servicios. El fantasma de la bancarrota asola por segunda vez a la
telefónica estadounidense, tanto que acaba de desprenderse de su filial chilena
y eventualmente, según analistas, también pudiera hacerlo de sus operaciones en
México.
En un año, Nextel perdió poco más de un millón de abonados
en México; sus inversiones para desplegar su red de nueva generación utilizando
los 30 MHz de espectro ganados en la Licitación 21 le han supuesto a la
compañía sobrecostos adicionales. Más cerca que lejanos parecen entonces los
días en que Nextel despachaba desde un hotel en la Avenida Revolución, hace 15
años, cuando las condiciones de mercado se tornaban difíciles, tanto como
ahora.
Lejos se ven los eventos de prensa en los que Nextel podía
presumir que su servicio de radio era una ventaja competitiva ante otros
actores de la industria.
Más lejanos parecen ahora las ocasiones en que a duras penas
Apple pagaba la cuenta por la cena de un grupo de reporteros a los que había
invitado a una presentación de sus desarrollos en San Francisco, allá por los
años 2000 a 2005, antes del éxito del iPhone.
Nokia, adiós a los móviles
La venta de la división de móviles de la finlandesa Nokia a
Microsoft, avalada por el 99.5% de sus accionistas, supuso el fin de las
operaciones de la compañía en el segmento y el ocaso, de acuerdo con expertos,
de una legendaria marca que antes que Apple había creado una pantalla táctil y
desarrollado además una tableta.
Los 5,440 millones de euros desembolsados por Microsoft para
quedarse con Nokia supusieron también más que una notable entrada de capitales
a Finlandia, el fin de una compañía pionera del sector. La prueba fue el hecho
de que la reunión de accionistas donde se aprobó la venta se realizó en un
estadio de hockey sobre hielo de Helsinki, no en el tradicional salón de juntas
de la compañía, dado que ninguno de los socios grandes y pequeños quiso
perderse la histórica venta.
El directorio de Nokia prometió entregar jugosos dividendos
a los accionistas, a cambio de ceder a la venta de lo que éstos consideraban un
símbolo nacional finés.
Concretada la operación, Nokia cedió todos los activos
relacionados con el diseño y fabricación de teléfonos básicos y smartphones,
así como 32,000 empleados que en adelante pertenecerán a la plantilla laboral
de Microsoft. También cedió de manera no exclusiva las licencias de sus
patentes para desarrollar tecnologías en telefonía móvil.
De esta manera, Nokia siguió los pasos de Motorola, con la
que años atrás se había repartido el mercado de los equipos telefónicos. En el
camino deshizo su joint venture con Siemens, Nokia Siemens Networks (NSN), y
con lo que quedó se puso a desarrollar a Nokia Solutions and Networks, su
división de equipos de telecomunicación.
Desde la aparición del iPhone de Apple, en 2007, Nokia había
perdido el 85% de su valor en bolsa y había pasado de ser el indiscutible
primer fabricante mundial de móviles a la segunda, después de la surcoreana
Samsung. El gran descalabro de Nokia fue que en 2010 fabricaba uno de cada tres
smartphones, pero en el inter entre el 2012 y 2013 se colocó como el octavo
fabricante de estos equipos, detrás de nuevos competidores en el segmento como
Huawei o Lenovo, según Gartner.
Cuando el iPhone de Apple irrumpió en el mercado, Nokia
fabricaba uno de cada tres teléfonos que se vendían en el mundo y cerca del 40%
de los nacientes smartphones eran ideados por ella bajo la tecnología Symbian,
según IDC. Pero una falta de visión por aprovechar nuevas funcionalidades
afectó la competitividad de la compañía.
La aparición del iPad fue la puntilla para Nokia, que no
contaba con una tablet, pese a que en el 2001 había desarrollado el Nokia 510,
su propia tableta. Y en el 2004, tres años antes que Apple, había presentado el
Nokia 7710, un móvil con pantalla táctil al que no quiso apostarle más.
El resultado fue que en el 2012, Samsung acabó por rebasar a
Nokia como primer fabricante mundial de celulares en las gamas más lucrativas.
Para entonces, Nokia comenzaba una alianza comercial con
Microsoft y su plataforma Windows Phone, tras relegar a Symbian y luego a
MeeGo, su otro sistema operativo que nunca vio la luz en el mercado de manera
masiva.
De la alianza con Microsoft nació la línea Lumia, que ha
derivado en un mediano éxito para ambas firmas.
Nokia, que había comenzado operaciones en el siglo XIX como
un aserradero y que había fabricado desde juguetes hasta neumáticos; que en una
década había logrado colocar un celular en cada bolsillo, terminó en la cartera
de productos de Microsoft. La prueba, el último comunicado de Microsoft sobre
Lumia enviado a la prensa, el 14 de agosto pasado, ya no anunciaba la palabra
Nokia.
BlackBerry se durmió en sus laureles
BlackBerry fue hasta el 2010 el indiscutible proveedor líder
de smartphones para el segmento empresarial. Sus dispositivos contaban con
conexión permanente a la red, su servicio de mensajería era el más deseado por
los ejecutivos y todos sus clientes apostaban a la seguridad de sus redes.
Hoy, los equipos de la firma canadiense no terminan por
convencer y BlackBerry apuesta más a mercados emergentes como el
latinoamericano, que a sus principales nichos, Norteamérica y Europa, porque
allí Apple y Samsung le han arrebatado el negocio.
En América Latina, BlackBerry alcanzó en 2013 una
participación del 12% y en Estados Unidos, ésta no llega al 1%, según
estimaciones de IDC y Gartner. En el 2010, BlackBerry contaba con el 43% del
mercado smartphone en Estados Unidos, según la consultora Consumer Intelligence
Research Partners (CIRP).
Research In Motion (RIM), la controladora de la marca
BlackBerry, se confió en las ventajas de seguridad y en el prestigio que su
marca había ganado en los últimos 10 años. RIM desestimó la llegada al mercado
del iPhone y no advirtió que este equipo ayudó a masificar el uso del
smartphone.
RIM, que en 2013 cambió de nombre a BlackBerry como
estrategia de negocio, tampoco apostó a las pantallas táctiles. Confió siempre
en sus afamados teclados físicos y cuando se decidió por masificar en sus
aparatos el uso del teclado virtual, en el 2012, Apple y el resto de los
competidores ya le llevaban cinco años de camino recorrido.
BlackBerry además se enfocó en demasía en su tecnología de notificación
de correos electrónicos, aspecto que no fue suficiente cuando los demás actores
comenzaron a ofrecer novedosas soluciones de oficina móvil.
Luego apostó a una tablet que poco pudo hacer frente al
iPad. El PlayBook no contaba con una interfaz más amigable que el equipo de
Apple o las propuestas con Android; por ejemplo, para leer e-mails era
necesario contar con un teléfono de la marca.
El presumir que la PlayBook era mejor que la iPad porque sí
podía reproducir con facilidad los archivos Flash no fue suficiente.
Al final, RIM terminó por retirar de los anaqueles a la
última versión de tableta, la PlayBook 4G LTE, por falta de interés por parte
de los consumidores.
Por las mismas fechas, vino después un fallo mundial en los
sistemas de seguridad y de transmisión de datos de la compañía en cuanto a las
comunicaciones. En cuatro días, usuarios de todo el mundo enfrentaron problemas
en el envío y recepción de mensajes; también en la navegación. Los equipos no
llegaron a funcionar ni con Internet de Wi-Fi.
A este hecho, RIM respondió tarde. Su silencio de dos días
enojó a los usuarios y un llamado urgente a conferencias telefónicas con medios
de comunicación elegidos desde Toronto causó sensación entre reporteros.
RIM, con una caída en su valoración del mercado por
alrededor del 70%, pero con una bolsa de liquidez por poco más de 1,000
millones de dólares, intentó regresar en 2013 con nuevos equipos caros y un
sistema operativo renovado. Pero era tarde.
Los equipos BlackBerry habían dejado de ser aspiracionales.
Pocos usuarios apostaban por una PlayBook que contaba con procesadores
multi-core o que uno de sus teléfonos utilizara la tecnología QNX, la misma que
la NASA usa en algunos robots, porque al usuario lo que más le interesa es
contar con un universo de aplicaciones, algo que no ofrece aún BlackBerry 10,
el nuevo sistema operativo de la compañía.
Luego WhatsApp le fue ganando mercado al BlackBerry
Messenger y la compañía nuevamente tardó en reaccionar.
El espaldarazo de Barack Obama hacia la compañía tras
afirmar que nunca dejaba descansar a su BlackBerry de poco sirvió a la firma
canadiense.
BlackBerry siguió una espiral descendente, de cerca de
80,000 millones de dólares en que estaba valuada en 2008, su mejor año, llegó
ser valorada en 5,000 millones de dólares por los analistas en 2013.
Se ha rumorado su venta más de una vez. Su principal
accionista, el fondo Fairfax Financial intentó hacerse con la empresa por 4,700
millones de dólares. Hubo también movimientos en su cúpula directiva tras la salida
de sus fundadores: Mike Lazaridis y Jim Balsillie.
Mike Lazaridis dejó entrever una vez ante los medios que
Apple era una novata con su iPhone en un mercado donde ya dominaban Nokia,
Motorola y su propia empresa.
Nextel, en la cuerda floja
La situación de Nextel no siempre fue así, cercana a la
quiebra, al menos en México. Su base de casi cuatro millones de clientes le
reportan en el país un consumo promedio de servicios (ARPU), según The CIU,
sobre los 400 pesos, cuando su competidora Movistar alcanza un ARPU de 80 pesos
en su cartera de casi 20 millones de abonados.
Pero las condiciones de mercado no son las mismas para la
telefónica. La conclusión de los servicios de la red iDEN de Sprint, socia de
Nextel, en la frontera dejó en la indefinición a los usuarios, que si no
migraron a la nueva tecnología de Nextel México, mejor optaron por migrar a
otra compañía de telefonía.
La constante desconexión de líneas y los costos no
programados en el desplazamiento de su red de Cuarta Generación (4G) han
terminado por entorpecer sus operaciones en México.
Nextel perdió sólo en el segundo trimestre del 2014, poco
más de 334,000 clientes en el país, y poco más de un millón en entre el segundo
trimestre del 2013 y el segundo de este año, debido a este tipo de problemas.
Nextel preveía que el 2013 lo iba a terminar con cinco
millones de usuarios en México y sin embargo, su cuota se ha ido reduciendo
hasta los 2.93 millones de usuarios activos.
La atracción de 60,000 abonados en el segundo trimestre del
2012, mientras que Telefónica perdió 51,000 usuarios en el mismo lapso, según
la extinta Cofetel, dejaba entrever que Nextel se mantendría como tractor de
usuarios, pero no resultó así.
La abultada desconexión de clientes comenzó en 2013 y se ha
agudizado en este año, y se ve reflejado en sus ingresos. Entre enero y marzo
del año pasado, Nextel ingresó 6,707 millones de pesos, pero un año después la
cifra se cayó hasta los 5,056 millones y tres meses más tarde, hasta los 4,805
millones de pesos.
La empresa analiza declararse en bancarrota, ya se
desprendió de su unidad chilena y se advierte que pudiera hacer lo propio con
su filial mexicana, pese a que sea la segunda más importante en la región por
generación de ingresos.
El problema en México obedece a que no ha comenzado a
explotar todo su espectro, a que carece de liquidez y a que no ha encontrado la
fórmula para detener la constante partida de abonados.
Pero Nextel en México tiene posibilidades de regresar a la
vida.
“Puede que utilice a sus clientes. Esos clientes pagan; su
espectro puede venderlo y obtener liquidez. El problema, que a los clientes se
les debe garantizar la continuidad del servicio.
Otra, que se diversifique en un mini carrier de servicios de
nicho. Seguir buscando acuerdos, como con Telefónica, para ser un operador
móvil virtual en otras regiones. Todo eso se puede, siempre que se garantice
continuidad del servicio y el IFT no se oponga”, dijo Jesús Romo, analista en
telecomunicaciones.
Nextel enfrenta al fantasma de la quiebra. Desde su
corporativo ubicado en uno de los edificios más emblemáticos de Santa Fe se
advierte la Avenida Revolución, donde hace 15 años despachaban los primeros
jefes de esa compañía en el país y cuando éste atravesaba por tiempos
difíciles, sólo que ahora Nextel cuenta con un millón de clientes menos.
nicolas.lucas@eleconomista.mx
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